jueves, 22 de octubre de 2015

Por más inseguridad y más injusticia

A un año de la histórica movilización del  23 de octubre de 2014


El 23 de octubre de 2014 más de 9.000  vecinos  de Villa Constitución se hicieron presentes en la Plaza de la Constitución, escenario de todas las luchas villenses a lo largo del tiempo, para una histórica movilización  reclamando a las autoridades  por justicia y seguridad.

El principal  reclamo  fue, como decíamos en nuestra crónica  de fin de año,  BASTA DE ASENTAMIENTOS, el  intendente ante ese pedido puso en funcionamiento la Guardia Urbana a la vez que declaraba “la policía está cuidando,  viene  gente y estamos haciendo que se vayan, salvo que sean  de Villa”. Sin embargo los asentamientos aumentan, impulsados por organizaciones que trasladan a los ocupantes y le venden a precios onerosos terrenos que no les pertenecen, por lo que quedan en situación precaria,  con la ciudad buscando luego como urbanizar y dar solución a estos “barrios de hecho”, donde los que los habitan carecen de servicios y derechos, siendo carne de cañón para las estructuras  criminales que se introducen en su seno para desarrollar sus actividades, única salida laboral para muchos jóvenes que se ven  a la deriva y sin futuro.

Decíamos entonces por qué marchábamos.

“Marchamos  porque queremos seguridad. 
Entendemos la seguridad como  un estado en el que nuestras vidas no se vean amenazadas por los actos violentos y arteros  de aquellos que elijen quebrantar nuestra ley, haciendo su propia ley. Estar seguros no es estar atrincherado  entre cuatro paredes rodeado de alarmas. Entendemos la seguridad, como ya dijimos, como un derecho irrenunciable, un bien público que nos corresponde.

Marchamos  porque  buscamos  justicia. 
Entendemos la justicia como la sanción  que, como sociedad, decidimos deben recibir los que actúan al margen de nuestra  ley. Una ley que proteja  a los pacíficos, a los trabajadores, a los niños, a los ancianos, a los honestos, a los inocentes y  detenga a los violentos, a los abusadores, a los corruptos,  a los ladrones.
Marchamos  porque  es necesario reafirmar nuestros reclamos, realizados una y otra vez hasta el cansancio, obteniendo solamente débiles respuestas. 

Marchamos para reclamar porque estamos en nuestro derecho, de peticionar a las autoridades, desde el intendente y los concejales; pasando por nuestros senadores y diputados provinciales, el gobernador hasta las autoridades nacionales. Les reclamamos porque creemos que pueden y deben hacer algo. De lo contrario, no reclamaríamos nada. 

Rechazamos  toda incitación a la violencia así como descreemos que el uso de una represión violenta sea la solución a nuestros problemas, pues la violencia sólo engendra violencia. Ya decía Ghandi  que aplicando el “ojo por ojo” todos terminaremos ciegos. 

Por otra parte, aceptamos la absoluta necesidad del respeto a los Derechos Humanos de las personas. Esto muchas veces ha sido entendido como derechos a los delincuentes. No es así. Queremos recordar  especialmente que en la Declaración 40/34 de la Asamblea General de las Naciones Unidas “Declaración sobre los principios  fundamentales de justicia para las víctimas  de delitos y del abuso de poder” se establece que las víctimas tienen derecho al acceso  a la justicia, trato justo, resarcimiento, indemnización y asistencia.

Como ya  declaramos, reafirmamos: creemos que somos un pueblo que no se debe dejar arrinconar por la corrupción de unos, la inoperancia de algunos y la violencia de otros. No queremos acostumbrarnos al miedo ni vivir encerrados ni ver vidas tronchadas por la violencia de la inseguridad. Debemos tener la firme voluntad de no permitir que unos pocos arruinen la vida de todos.”

¿Qué cambió en un año? ¿Qué respuesta dieron nuestras autoridades?

A nuestro reclamo del número 911, trajeron el 911

A nuestro reclamo  de móviles, trajeron móviles, nunca suficientes, pero trajeron.

A nuestro reclamo de reposición de efectivos de la tropa local, trajeron la Policía Comunitaria.

A nuestro reclamo de  instalar mas comisarías, respondieron inaugurando la Comisaria 1ª.

A nuestro reclamo de control de accesos, respondieron instalando un destacamento en Arroyo  del Medio.

Como ya dijimos a nuestro reclamo de control de asentamientos, se respondió con la creación de la Guardia Urbana.

En otras áreas…

Cámaras de seguridad: se cometen delitos y las cámaras no sirven para aclararlo y no se advierten sirvan para prevenir pero sí para vigilar a los ciudadanos inocentes.

Policía científica: la tarea de recolección de pruebas sigue siendo deficitaria o por lo menos sigue con dificultades.

Gestionar se avance en la investigación de los casos de homicidio acaecidos en nuestra ciudad y  no resueltos: siguen estos delitos en la nebulosa del desconocimiento.

Reforma judicial: sigue incompleta. Siguen faltando elementos. Siguen faltando fiscales. La conducta de parte del personal del Ministerio Público de la Acusación sigue siendo deficitaria.

Por otra parte, en setiembre de este año, personal del Comando Radioeléctrico fue acusado privación abusiva de la libertad, vejámenes, lesiones leves y lesiones graves, falsificación ideológica de instrumento público y  abuso de autoridad. Esta no es la policía que queremos.

En julio de 2013 decíamos: “Nuestra ciudad, … , se encuentra en una situación preocupante,  a manera de “jamón del sándwich”  entre dos localidades (San Nicolás y Rosario)  que están experimentando altas tasas de delitos violentos tanto contra la propiedad como contra las personas. Que  esta realidad termine instalada en nuestra ciudad es sólo cuestión de tiempo, máxime que se trata de una “ciudad de frontera” en el borde de otra jurisdicción provincial, lo que ocasiona frecuente tránsito de actividades delictivas para evadir la acción de las fuerzas de seguridad.”

El 10 de setiembre de ese año, en ocasión de la muerte de David “Poro” Vivas decíamos: “Nunca más un crimen impune por incompetencia y desidia del Poder Judicial.”

El miércoles 21 nos encontramos marchando reclamando por justicia ante el homicidio de   Eduardo Zupanovich, un caso en el que sabemos quienes fueron los responsables, tenemos pruebas y testigos pero los responsables siguen libres, en la vecina provincia de Buenos Aires.

¿Y entonces? ¿Qué hacen nuestros gobernantes, mientras en la vecina Rosario se acumulan los cadáveres? ¿Qué hacen mientras los hechos violentos se suceden día tras día? ¿Qué hacen ante el poder cada vez mayor de las bandas criminales? ¿Qué hacen cuando se advierte la clara complicidad de distintos estamentos del Estado y de sectores de la sociedad civil supuestamente “respetables” en el accionar delictivo?

¿Por qué vivimos con miedo? ¿A quién le tememos realmente? ¿En quién podemos confiar?

Confiamos en nosotros. Tememos a la mentira. Vivimos con miedo porque vemos a nuestros representantes tratando simplemente de “capear” el temporal. De “administrar” la violencia y la inseguridad. Pero no de atacar la raíz del problema y de limpiar las instituciones de nuestra democracia, contaminadas por la indolencia propia y la corruptela de las mafias.

A un año de la histórica marcha, la violencia sigue y aumenta. Los hechos delictivos se instalan como un hecho “normal”. La fuerza policial sigue generando desconfianzas. La justicia sigue desbordada. El poder político parece  seguir en estado catatónico, como un zombi  sin voluntad.

¿Acaso habíamos pedido más inseguridad e  injusticia?

Pues eso también lo tenemos.